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Más radios piratas ¿por qué?

Programa "El Fin Justifica a los Medios"
11 de marzo 2003

Muy buenas noches Hilda, auditorio de Radio Educación.

El pasado fin de semana, específicamente el viernes 7, fueron publicadas en los periódicos El Universal y Reforma dos notas muy parecidas sobre las llamadas radios piratas, es decir, estaciones que utilizan frecuencias sin la autorización del gobierno federal.

En ambas notas se reproducen las declaraciones del presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, Jorge Mendoza, y del secretario de esta Cámara, Eduardo Sánchez, quienes denunciaron la existencia de alrededor 100 estaciones ilegales en el país.

El presidente de la CIRT Jorge Mendoza, quien también, como se recuerda, es vicepresidente de Televisión Azteca, dijo que "nunca se había visto en México tantas estaciones piratas en el país". Y prácticamente echó la culpa al gobierno de Vicente Fox de hacerse de la vista gorda y permitir la aparición de este importante número de estaciones ilegales.

En ambas notas también se da la versión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la cual aclaró, supongo vía boletín de prensa, que sólo se trata de 44 casos denunciados y que en 18 de ellos ya se ha procedido al aseguramiento de las instalaciones.

Sean 100 o 44 estaciones Hilda, estaríamos hablando, en efecto, de una situación inédita en la historia de la radio en este país. He revisado viejas notas y papeles sobre radio y en ninguna de ellas he encontrado un dato similar. Generalmente se hablaba de una docena o una veintena de emisoras piratas, a lo mucho.

Quizás uno de los momentos más significativos en la creación de radios piratas en México, en años recientes, claro, ocurrió en 1994, cuando la Asamblea de Barrios instaló, lo recordarás Hilda, la estación Televerdad en la esquina de Reforma e Insurgentes, en Ciudad de México, y posteriormente Radio Pirata, en el centro de Coyoacán.

En aquel entonces, la idea de la Asamblea de Barrios era hacer una guerra de antenas contra antenas, tal como lo decía su dirigente, Marco Rascón, ante la cerrazón de espacios a la sociedad civil y a los partidos políticos de oposición en los medios de comunicación.

El propósito de Rascón, de la Asamblea de Barrios y de miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) era tener miles de transmisores repartidos por todo el país para que cada quien, y así también lo decían sus impulsores, dijera lo que se le pegara la gana, en un momento en el que, por cierto, el presidente Carlos Salinas y el partido de Estado vivía uno de sus mejores momentos. Todos sabemos el destino de esas dos primeras estaciones de la AB: sus equipos fueron incautados y el movimiento, que incluso les llevó a instalar un canal de televisión experimental, se vino abajo y ya no hubo más estaciones, al menos de esta organización.

De ese tiempo a la fecha, se han instalado otras estaciones de este tipo, en diferentes partes de la República Mexicana. Algunas de estas emisoras con una propuesta muy consistente, como Radio Bemba, en Hermosillo, Sonora, y otras que han funcionado de manera coyuntural, como Radio Zapote que surgió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) con motivo de la visita que hizo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la Ciudad de México en el año 2000.

Lo que habría ahora que preguntarse es por qué, en este año 2003, cuando hay avances democráticos importantes, existen tal cantidad de estaciones que operan sin autorización.

La respuesta más fácil Hilda sería que es por la necesidad que tiene la sociedad civil, las organizaciones civiles, de expresarse, hacer efectivo el derecho de libertad de expresión y de derecho a la información, así como realizar una labor social a través de la radio, en un contexto poco favorable para la diversidad de emisores ante la conformación de grupos de medios cada vez más oligopólicos.

Pero no creo que sea el único motivo. En los últimos años hemos visto una apertura sin igual en los medios de comunicación. Prensa, radio e incluso la televisión han abierto mucho más sus espacios a las diferentes propuestas e inquietudes de la sociedad. Infinidad de organizaciones desarrollan hoy estrategias de comunicación muy eficaces para llamar la atención de los medios y convertir sus demandas en noticias.

¿Por qué entonces la creación de radios piratas? Yo creo que esta apertura de los medios legalmente establecidos no ha sido cuantitiva ni cualitativamente suficiente. Quizás aparecer en los medios sea ahora más sencillo, pero probablemente la manera en como se abordan determinados hechos no cumpla con los elementales principios periodísticos de imparcialidad.

Hay, por lo visto, una necesidad importante de hablar, de expresarse a través de la radio, pero de manera directa, sin intermediarios. Los universitarios, los municipios, los partidos políticos, las Iglesias, las organizaciones no gubernamentales, están reclamando mayores espacios en los medios de comunicación, en un México que políticamente ha cambiado mucho.

Y la aparición de estas denominadas radios piratas no se acabará, pues, con la incautación de sus equipos. Es un problema político y de comunicación que debería ser analizado con menos ligereza por los empresarios de la radiodifusión y por el gobierno federal; análisis en el que se debería abarcar una autocrítica hacia la labor informativa de los medios, pero también las posibilidades de hacer mucho más democrático, ahora sí, el uso del espectro radioeléctrico y permitir la instalación de más estaciones de baja potencia, tal como se está haciendo en mucho otros países, entre ellos Estados Unidos.

Así que Hilda... estas estaciones piratas son un síntoma de que las cosas no están del todo bien en el campo mediático e informativo en este país.

Escuche el programa los martes de 21:30 a 22:30 horas en Radio Educación, 1060 Khz.